Proyecto: PELANDO CARAS

Óleo sobre lienzo
25  x 25cm.
2010

Óleo sobre lienzo
158 x 84cm.
2010

E  N      P  R  O  C  E  S  O
Óleo sobre lienzo
381 x 171cm.
2010



“Sin título"


Por: Henry Narváez

Este proyecto pictórico aborda el retrato como un género reiterativo en la historia del arte. Por lo tanto, la primera definición de retrato es aquella que se refiere a la expresión plástica de una persona a imitación de la misma, lo que ocurre en la pintura, la escultura y la fotografía. Esta sujeto a una serie de convenciones que cambian muy lentamente a lo largo del tiempo. En un retrato predomina la cara del modelo con su expresión (poses y gestos) con objetos o accesorios representados junto a ellos siguiendo un esquema y a menudo están cargados de un significado simbólico. Este retrato es una forma simbólica. Se pretende mostrar la semejanza, personalidad e incluso el estado de ánimo de la persona. Por esta razón, en fotografía un retrato no es generalmente una simple foto, sino una “imagen compuesta” de la persona en una posición única.

Es inevitable al hablar de retrato platear la tensión entre rostro y cara. En este sentido la cara es propia de lo natural y el rostro es una construcción cultural, una “performancia” que hace referencia a la máscara como el ente que congela el gesto en el tiempo. Ponerse una máscara, “fuera de ocultar la cara es también estancar cualquier avatar del rostro”, dice Fernando Vásquez en su ensayo “Más allá del ver está el mirar” . La máscara es una estrategia de defensa, representación o de intimidación, o también podría decir que ponerle una máscara al rostro en este caso es volver a lo sagrado.

La idea de retratar con pinceles es darle lentitud al registro de una apariencia física, esa lentitud que llega a la quietud hace evidente la muerte, congela el cambio de la apariencia y en ese juego de detener el cuerpo se habla de trascendencia en el tiempo y el espacio, convirtiendo la imagen en algo sagrado.

El rostro es la presencia de la persona en el mundo, y si se quier borrar a alguien de la historia, solo es cuestión de quítatele rostro, como lo hace el decapitador. Este proyecto hace alusión a ese ejercicio de contruir un rostro, pero al tiempo decapitar produciendo un efecto de develar, de poner en cuestión una cabeza desnuda.

Por otra parte este ejercicio propone una especie de taxonomización del rostro. Similar ha como lo hizo Mutis con las plantas. Los cuadros de la expedición botánica lo que hace es pintar el rostro de la especie, con el interés de reconocerla, clasificarla y nombrarla. Esta pintura evoca esas imágenes que muestran la forma de la cara en un ejercicio de clasificación de razas y de fisionomías craneales, con los que en un momento dado se llegó a justificar la superioridad de unas razas frente a otras. Alude a una cabeza limpia que evidencia formas craneales, desde un enfoque racial, etnocéntrico. Para llegar a estas conclusiones raciales del individuo, los científicos de la ilustración decapitaban y afeitaban los cuerpos muertos para estudiar las diferencias y asociarlas a la superioridad o inferioridad. Un ejercicio que muestra una figura andrógina plateando evidencias teocéntricas.

Quitarle a la cabeza los vestigios culturales, parece que emerge la evidencia de “higienización” tal como se hace en la cárcel con los presos, en el hospital con los enfermos, en el manicomio con los locos, en el cuartel con los soldados. Aquí, aparecen procesos de disciplinamiento y control de los cuerpos. Técnicas que se ejercen sobre los cuerpos individuales, de vigilancia, ejercicio y adiestramiento. Tal como lo aborda Michel Foucault en su texto de “Vigilar y castigar”, donde el cuerpo es el escenerio de grandes batallas simbólicas.

Hacer morir y dejar vivir, es la acción que el soberano ejerce sobre la vida. Y en algunos lugares como las clínicas, los manicomios, el cuartel y las escuelas donde se hace evidente ese ejercio del poder. El enfermo, el delincuente, el loco, se deben someter a un régimen de disciplinamiento. La biología es usada ahora para crear argumentos de dominación. El racismo ha evidenciado en estructuras coloniales este ejercicio del “biopoder” propuesto por Foucault.

Por otra parte en este ejercicio de pintar la cara y congelar el rostro como lo hace la máscara, me encuentro que el resultado de mi trabajo presenta un frente y un lateral, en un interés por mostrar la geografía, unas proporciones, haciendo un ejercicio de limpieza obsesiva.

La higienización platea el proyecto civilizatorio, que desde un enfoque eurocéntrico ha construido todo un imaginario sobre el disciplinamiento del cuerpo, un blanquiamiento, una idea de limpieza, como expresión de la dominación de lo humano sobre la naturaleza. Y puede entenderse que este proyecto civilizatorio esta asociado a lo netamente masculino y heterosexual.

En occidente y espacialmente en Francia e Inglaterra, al inicio de la modernidad se plantean varias cosas, entre ellas la idea de la civilización occidental como la más avanzada, como la civilización mas evolucionada y detrás de eso hay obviamente una idea racial y de dominación grabada en la colonización. Si los hombres blancos heterosexuales son más evolucionados que el resto de razas y de los géneros, entonces el resto deben ser sometidos y en expresiones mas radicales deben ser exterminadas. Un ejemplo de ello fueron las tendencias facistas de mediados del siglo pasado, que tiene sus réplicas en los neo-nazis y los skinhead sharp. Apariencias de jóvenes urbanos xenofóbicos que terminan presentandose ante el mundo de forma muy similar a la manera en que los judios terminaron en los campos de concentración. Los skynhead cohesionados desde una clase social, el gusto por la música, el futbol y la violencia, terminan siendo una expresión de la extrema derecha.

Desde esta mirada, “Civilizar” implica muchas practicas de educar, disciplinar y blanquear la raza.

Concluyendo, en este proyecto pictórico desde la exploración de la mancha y el trazo, intento borrar las evidencias (quitando las galas y accesorios con las que los modelos intentaban exagerar su mejor pose de modo que los historiadores tuvieran ciertas lecturas de autorepresentación) hago referencia al “otro”, a lo “otro”. La alteridad de lo femenino, lo no heterosexual, lo mestizo y lo negro. Consciente de que formo parte de esa construcción, en este ejercicio pinto la alteridad representado en la imagen de un “otro”, desde dónde yo me encuentro.

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Biografía

VÁSQUEZ RODRÍGUEZ, Frenando. Rostro y mascaras de la comunicación. Asociación Iberoamericana de Comunicación Estratégica, Medellín – Colombia, 2003.

FOUCAULT, Michel. Vigilar y castigar. Editorial Gallimard, 1975.

GARRIDO, Margarita PH. D. (Profesora, Universidad de los Andes). Historia e historias. Boletín Cultural y Bibliográfico Vol.39, número 60, 2003.

REALE, Giovanni. Eros, Demonio Mediador. El juego de las máscaras en el Banquete de Platón. Libri S.p.A., Milán, 1997.

Burke, Peter. Visto y no Visto. Biblitoeca de Bolsillo. Editorial Crítica. Barcelona 2001.

JURE, Cristian. La construcción de la alteridad a través de las imágenes